Las sustancias se caracterizan por sus propiedades y por su composición. El
color, punto de fusión y punto de ebullición son propiedades físicas. Una
propiedad física se puede medir y observar sin que cambie la composición o
identidad de la sustancia.
Por ejemplo, es posible determinar el punto de fusión del hielo
calentando un trozo de él y registrando la temperatura a la cual se transforma
en agua. El agua difiere del hielo solo en apariencia, no en su composición,
por lo que este cambio es físico; es posible congelar el agua para recuperar el
hielo original. Por tanto, el punto de fusión de una sustancia es una propiedad
física. De igual manera, cuando se dice que el helio gaseoso es más ligero que
el aire, se hace referencia a una propiedad física.
Por otro lado el enunciado “el hidrógeno gaseoso se quema en presencia
de oxígeno gaseoso para formar agua” describe una propiedad química del
hidrógeno, ya que para observar esta propiedad se debe efectuar un cambio
químico, en este caso la combustión. Después del cambio, los gases originales,
hidrógeno y oxígeno, habrán desaparecido y quedara una sustancia química
distinta, el agua. No es posible recuperar el hidrógeno del agua por medio de un
cambio físico como la ebullición o la congelación.
Por ejemplo : Cada vez que se prepara un huevo cocido se produce un
cambio químico. Al ser sometido a una temperatura de aprox. 100ºC, tanto la
clara como la yema experimentan cambios que modifican no solo su espacio físico
sino también su composición. Al comerse, cambia otra vez la composición del
huevo por efecto de las sustancias presentes en el organismo, denominadas
enzimas. Esta acción digestiva es otro ejemplo de un cambio químico. Lo que
sucede durante la digestión depende de las propiedades tanto de los alimentos
como de las enzimas implicadas.
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